Cuentos

 En busca de la estrella de 24 puntas:

Estaba un día Adriana andando por el bosque, cuando de  pronto escuchó una voz que le decía: "Adriana, ven, debes escuchar algo." Adriana se dio la vuelta pero no vio a nadie, "¿Quién anda ahí?", dijo Adriana, y entonces escuchó:
- Soy una roca, me llamo Dragor, y tengo una misión que darte.
- Pero, ¿cómo puedes hablar? - Preguntó Adriana.
- Tú eres la guardiana de la estrella de veinticuatro puntas y por eso puedes entender a cualquier ser vivo.
- ¡Oh!, ¡qué bueno! - dijo Adriana.
- ¿Y cuál es la misión que tengo que hacer? - preguntó Adriana.
Entonces la piedra empezó a contarle una antigua historia:
Hace mucho tiempo había una estrella de veinticuatro puntas, que ayudaba a todas las demás claves a estar unidas, y a su vez a que todos los seres vivos se puedan comunicar. Pero un día llegó un ser de otro planeta que no tenía esa conciencia, ni siquiera sabía qué se necesitaba en la Tierra. Entonces la agarró y se la llevó, pero se le cayó por el camino y desde entonces se está esperando el regreso del guardián de la estrella, que según la leyenda la va a recuperar, y así todos volverán a comunicarse y vivir en paz.
- Qué linda la historia - dijo Adriana.
- Pero ¿tú cómo sabes eso? - preguntó Adriana.
- ¡Oooh! Yo tengo tres mil doscientos cuarenta años - contestó la piedra.
- ¡Uuuh! Eso es mucho - dijo Adriana.
- Bien, debes partir ahora mismo. - dijo la piedra - Mira, Adriana, debes ir hacia el norte, siempre hacia el norte, y acuérdate que puedes hablar con todos los seres vivos.
Entonces, gracias a las plantas, los animales, las rocas, etcétera., Adriana logró llegar al norte, donde encontró una cueva y, según la indicación que le dio un oso, ahí dentro había un resplandor muy extraño, que no la dejaba pasar. Entonces Adriana entró en la cueva, donde halló una estrella de cuatro puntas y le preguntó.
- ¿Sabes dónde se encuentra la estrella de veinticuatro puntas?.
Y la estrella le dijo.
- Si quieres encontrar la estrella de veinticuatro puntas, debes pasar unas pruebas antes de seguir el camino.
Entonces Adriana preguntó cuáles eran las pruebas.
La estrella de cuatro puntas le dijo que debía construir un objeto cuyo propósito era abrir una nueva dimensión. Entonces Adriana buscó un trozo de roca y empezó a tallarlo, sin saber lo que hacía, hasta que le quedó una forma de una llave, se dio cuenta de que debía buscar una cerradura, buscó la cerradura entre las rocas.
Encontró un hueco, probó a introducir la llave y le dio varias vueltas. De pronto escuchó que se abrió, entonces se despidió de la estrella de cuatro puntas, ésta le dijo que se guardara la llave.
Adriana encontró una estrella de doce puntas, que le dijo:
-Hola, Adriana, te estaba esperando, sé tu propósito, ya que Dragor me ha avisado que venías en camino. Pues tú eres la única que puede pasar esta prueba, tienes que pasar los seis principios que el cosmos regaló a la Tierra, soy yo quien los contiene dentro de mí y quien los expande, los principios son: Generación, Asimilación, Síntesis, Manifestación, Irradiación y Conocimiento. Así, Adriana pasó todos los principios, encontró la cerradura y la hizo girar.
Cuando Adriana pasó la puerta, escuchó el ruido de un riachuelo y se dio cuenta que estaba en un hueco de una montaña al aire libre. Ahí encontró una estrella de ocho puntas que le dijo:
- Tienes que conectarte con su unicornio, que te enseñará la puerta. Entonces se ayudó con el ruido del  riachuelo a conectar con su unicornio. Ella estaba con los ojos cerrados cuando escuchó una voz que le dijo:
- Abre los ojos, Adriana, soy Aydagual y soy tu unicornio, te he estado ayudando cuando partiste y al final  llegaste. Le dijo el unicornio, que con su cuerno marcó una puerta que apareció de la nada y Adriana pasó a la siguiente dimensión.
Adriana, dando las gracias, hizo girar la llave.
Cuando Adriana entró, se encontró con la estrella de doce puntas, que le dijo:
- Hola, Adriana, soy la estrella de doce puntas, como ya has visto. La prueba que tienes que pasar es conectarte con tu maestro interior.
Entonces Adriana pensó "¿Cómo podré conectarme con mi maestro interior?", cuando se le ocurrió meditar que debía meditar, pues las dos primeras pruebas eran de construir y tal vez los dos otros eran de conectarse, ya que el anterior había tenido que conectarse con su unicornio. Entonces se puso a meditar, cuando se dio cuenta que una energía salía de ella, abrió los ojos y se encontró con un ser de largas barbas que le dijo:
- Yo soy tu conciencia, gracias a la conciencia vas a encontrar la última puerta. Deberás pensar cuál es el lugar más adecuado para poner una puerta. Adriana se quedó examinando las paredes, entonces encontró un lugar donde se veían unas hendiduras con forma de rectángulo y fue a examinar, pero no había ninguna cerradura. Entonces se le ocurrió una idea: se sentó a meditar con su maestro interior, se imaginó una puerta, una puerta de luz, entonces abrió los ojos y ahí estaba, una hermosa puerta, pero había unos dibujos en ella que había dibujado su conciencia interior, el dibujo era de la estrella de veinticuatro puntas y todas las otras a su alrededor.
Adriana introdujo la llave con cuidado, la giró y se abrió la puerta, y Adriana pasó.
Cuando Adriana entró encontró un agujero en la tierra que contenía un líquido celeste, pero no estaba la estrella de veinticuatro puntas. Entonces Adriana, sin saber qué hacer, se sentó y estuvo pensando un largo rato, cuando de pronto se le vinieron los dibujos que había en la puerta. Entonces Adriana se puso rápidamente de pie y corrió en busca de las otras estrellas.
Cuando volvió, la puso con cuidado en el líquido celeste y también metió la llave, invocó la energía que le había entregado la estrella de 6 puntas, le pidió a su unicornio una bola de energía que sacó de su cuerno dorado, le pidió otra vez a su maestro ayuda para crear otra puerta de luz con la mente y así quedó sellada una puerta de luz en el hueco. Adriana abrió la puerta y de ahí salió un resplandor celeste que inundó toda la cueva. Adriana miró dentro y esbozó una sonrisa. Había creado la estrella de veinticuatro puntas y le sopló despacio. La estrella salió volando hasta el cielo y quedó brillando, e inundó el planeta con su resplandor.
Y así nació una nueva era de Paz y Amor, donde todos los seres vivos vivieron en armonía.

Creado por un chico de 12 años..

Adriana


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